Astronauta o retornado, como un clubber al amanecer, el bailarín agota este trance solitario y coquetea con sus límites físicos, cuestionando su propia integridad en un claroscuro incisivo y sin concesiones. La coreografía en solitario se plantea como un experimento onírico enraizado en la más desalentadora de las realidades.
Enorme, espacio desproporcionado, fragmentos de espacios imaginarios, utopías incrustadas en el cuerpo, otros lugares invencibles, contramundos, un aquí irremediable....
" Al fin y al cabo, ¿no es precisamente el cuerpo del bailarín un cuerpo dilatado en función de todo un espacio que le es interno y externo al mismo tiempo?", se pregunta Michel Foucault, inspirador de este espectáculo en solitario.